Monterroso y el dinosaurio. La entrevista

El curso era inexorable. Nadie podría haber cambiado los segundos que vendrían después. Ni Dios (que es mucho decir).
Era.
Soy.
Seré.
¿Yo?
¿Tú?
¡Nadie!
Él.
Tan solo podría ser Él.
Monterroso con su “dinosaurio” y yo detrás de Él intentando entrevistarlo hoy a las siete de la noche en la mesa redonda del lunes, comenzando la semana.

Alguien me grita que el uruguayo falleció (dijo murió; pero mi editor personal; —en este caso mi cerebro—, me hizo ver que esa palabra resultaba “fea”, —las entrecomillas le dan estilo a lo escrito— para el pequeño relato, que Monterroso era un destacado escritor latinoamericano y universal) hace años atrás, que cómo iba a entrevistarlo.
¿Tu’ ta bien de la cabeza compay? —Siiiii, claro que sí—; le respondí al señor Doctor en Ciencias Sociales que en medio de la biblioteca universitaria intentaba regresarme a la cordura y hasta me agarró suavemente por mi mano y mirando fijamente a mis ojos me preguntó como tres veces si yo estaba bien. ¿Tomaste las pastillas? ¿Cuales pastillas Octavio? —le respondí,—. No se, ahora casi todo el mundo toma un carajal de pastillas pa’ esto, pa’ lo otro. Yo no tomo ningún medicamento, sano hasta ahora. Haaa bueno; todo bien entonces. Pero Octavio es incisivo por naturaleza, me estaba analizando, me imaginaba que el Doctor era una especie de “Exterminador bueno” que me escanea profundamente mis sistemas orgánicos. Todo bien Doctor, no hay ni tornillos ni tuercas flojas; —le dije sonriendome—,¿qué hay de malo entrevistar a Monterroso, el cubano científico más jaranero que ojos humanos hayan visto, premio nacional de las ciencias este año? Haaaaaaa, pero “mihijo”; aclara primero, que tu idea la hicistes pública así, con dinosaurio y todo; no te diste cuenta pero aquí nos miramos como diciendo; Ñooo, se le fué la catalina al bioquímico-periodista, directo pal siquiatra. Monterroso y su moskovich, ese es su dinosaurio; y yo detrás de él para que acepte la entrevista.
La sala se llenó de risa, risa alegre, sana, risa desestresante, de esas que sobrevienen cuando el susto o la mala noticia ha sido dejado atrás, o como en este caso, esclarecido el malentendido.

¿Entonces, capturaste a Monterroso? Aun no Octavio; pero mire para el parqueo, desde aquí estoy chequeando al reptil de cuatro ruedas; si el dinosaurio aun está ahí, Monterroso vendrá y lo atraparé. De esta no se me escapa. Directo para la entrevista.
Haaa y otra cosa Octavio. A ese que me dijo que el Monterroso escritor era uruguayo; le aclaro que el afamado escritor nació en Honduras, se nacionalizó como guatemalteco y se exilió en México… Pero bueno; el Monterroso que quiero entrevistar nació en Cacarajícara, nacionalizado en Pinar del Río y “exiliado” en La Habana.

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